El Museo Comunitario de la Memoria creado por Rigoberto Castro Pérez hijo e
historiador de esta del barrio , En este lugar se exhiben objetos cotidianos, como radios, sillas y cofres los cuales se alzan como
tesoros culturales que cuentan la historia del barrio. Es
un museo hecho por y para la comunidad, donde la identidad se abraza
con orgullo.
Rigoberto Castro, en esta entrevista, cuenta la historia de su museo
¿Cómo comenzó la idea de crear este museo en El Pozón?
Nació del deseo de cuidar nuestra historia. Por mucho tiempo nos hicieron
creer que lo nuestro no tenía valor, así que decidimos transformar los objetos
del día a día en simbolos de la memoria del barrio. El museo surgió para dignificar la
identidad pozonera y enseñar a las nuevas generaciones que su historia
también importa.
Cuando uno entra, se encuentra con piezas muy variadas.

¿Qué tipo de objetos conservan y cuáles considera más especiales?
Hay de todo: desde utensilios y herramientas que ayudaron a construir el
barrio, hasta fotografías antiguas y piezas arqueológicas que muestran raíces del
del barrio . Pero lo más valioso no es el objeto en sí, sino la historia que trae
detrás: cada pieza
¿Cómo ha respondido la comunidad frente a esta iniciativa cultural?
Con emoción y compromiso. La gente dona piezas y comparte recuerdos. Los
niños vienen a aprender, y los abuelos a contar. Se ha creado un puente entre
generaciones que fortalece el orgullo y el sentido de pertenencia. La memoria
aquí se teje entre todos.
Creo que no ha sido fácil mantener el museo en funcionamiento. ¿Cuáles han
sido los retos?
Muchos. Falta de recursos, lograr participación constante y mantener vivo el
proceso de recolección de historias. Además, posicionarse en una ciudad
donde la atención se centra en el turismo del centro histórico no es sencillo.
Pero cada sonrisa, cada recuerdo, nos da fuerzas para seguir.
Finalmente, ¿qué sueñan lograr con este museo y qué le diría a quienes aún
no lo conocen?
Nuestro sueño es crecer como referente cultural del barrio y de Cartagena,
ampliar la colección, hacer del museo un espacio cada vez más pedagógico y
sostenible. A quienes no han venido les diría que aquí descubrirán una
Cartagena distinta, la que está más allá de las murallas: la Cartagena popular,
la que resiste y crea. Quien entra aquí, entra en la dignidad de un pueblo.

