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20 noviembre, 2025

Cartagena también habla en japonés: el auge del anime y el k-pop

Cartagena de Indias es una ciudad donde la historia y la modernidad se mezclan en todos lados. Las murallas, la música y la alegría característica de los costeños la convierten en un referente turístico mundial. Sin embargo, detrás del bullicio del turismo y las playas, existe una comunidad que durante años permaneció casi invisible, estos son los jóvenes apasionados por el anime, el k-pop y los videojuegos.

En un entorno donde aún predominan tradiciones conservadoras, hablar de la cultura geek solía causar miradas juzgadoras o comentarios despectivos. Muchos jóvenes se sentían aislados, sin un espacio donde compartir sus gustos o expresarse libremente. Pero todo cambió cuando un grupo de entusiastas decidió transformar esa falta de espacios en una oportunidad. Fue así como nacieron los primeros eventos de anime en Cartagena, encuentros que con el tiempo se convirtieron en un punto de referencia cultural para toda la ciudad.

Para conocer más sobre los orígenes de esta iniciativa, conversamos con Angelo Lopez, dueño de la tienda de anime Yasui, el cual hace más de una década apostó por un proyecto que pocos creían posible. Su testimonio refleja no solo la pasión por la cultura japonesa, sino también el poder de la juventud cartagenera para construir comunidad a través del arte, la música y la creatividad.

¿Cómo nació la idea de organizar eventos de anime en Cartagena?

“La idea nació del deseo de crear un espacio donde la comunidad pudiera reunirse, compartir y disfrutar de su pasión por el anime, el k-pop y los videojuegos. Queríamos ofrecer un punto de encuentro para todos los fanáticos, un lugar donde pudieran expresarse libremente y vivir experiencias únicas relacionadas con lo que más les gusta”, explicó el organizador, recordando con nostalgia los primeros pasos de este proyecto que comenzó con más entusiasmo que recursos.

Más que un evento, la intención era construir una comunidad. En un momento en que ser otaku o gamer todavía era motivo de burla, ofrecer un entorno seguro para estas expresiones culturales era una forma de resistencia y de afirmación de identidad.

¿Qué los motivó a crear este espacio para los fanáticos del anime, el k-pop y los videojuegos?
“La mayor motivación fue el apoyo y la energía de las personas que asistieron a nuestro primer evento. Ver a tantos jóvenes disfrutar, reír y sentirse parte de una comunidad sana y creativa nos impulsó a seguir adelante. Esa conexión con el público nos demostró que estábamos construyendo algo especial para Cartagena.”

Angelo recuerda que aquel primer encuentro superó todas sus expectativas. Jóvenes de diferentes barrios llegaron con sus mejores cosplays (disfraces de sus personajes favoritos), otros se unieron a concursos de baile k-pop o torneos de videojuegos. En un solo día, los asistentes lograron algo que no se veía en la ciudad: unir varias subculturas bajo un mismo techo.

¿Recuerdas cómo fue el primer evento que organizaron? ¿Qué desafíos enfrentaron?
“Fue hace unos diez años, y no fue nada fácil. No contábamos con un espacio adecuado ni con apoyo económico, así que tuvimos que hacerlo todo por nuestra cuenta. Buscamos un lugar lo suficientemente grande para reunir a la comunidad y trabajamos con mucha pasión para que funcionara. Fue un reto enorme, pero también una experiencia que marcó el inicio de todo lo que vino después.”

Organizar el primer evento fue un acto de fe. No existían patrocinadores ni garantías de éxito, aun así, la pasión fue suficiente para llenar un pequeño salón con decenas de asistentes que compartían el mismo entusiasmo. De esa experiencia surgió una red de contactos, artistas, vendedores y grupos de baile que luego serían la base de los futuros eventos.

¿Por qué crees que Cartagena necesitaba un evento de este tipo?

“Cartagena necesitaba un evento así porque hay muchísimas personas que aman el anime, los videojuegos y el k-pop, pero no tenían un espacio donde compartir esas pasiones. Sólo hacía falta reunirlos, brindarles la oportunidad de conocerse y disfrutar de una experiencia diferente. Hoy, esos encuentros se han convertido en una forma de celebrar la cultura geek y fortalecer la comunidad.”

Y es cierto, en cada evento se ha visto cómo los jóvenes esperan ansiosos estos eventos. Lo que empezó como una pequeña reunión ahora atrae a personas de otras ciudades del país, que llegan para participar en concursos de cosplay y conocer influencers invitados. Además, el impacto económico también se ha hecho notar debido a que tiendas locales, ilustradores, diseñadores y emprendedores han encontrado un espacio para mostrar y vender su trabajo.

A pesar del éxito, Angelo reconoce que aún persisten estigmas hacia esta comunidad. Para muchos de los cartageneros, el anime sigue siendo “dibujos animados” o una moda pasajera. Sin embargo, detrás de cada personaje y cada historia hay mensajes profundos sobre amistad, esfuerzo, respeto y superación.

“Todavía hay personas que no entienden lo que representa esta cultura, pero poco a poco hemos visto un cambio. Cada vez más padres acompañan a sus hijos a los eventos, y algunos hasta se disfrazan con ellos. Eso demuestra que cuando hay respeto y curiosidad, las diferencias se convierten en puentes y no en barreras”, comenta Angelo.

Esta apertura ha sido clave para que Cartagena comience a reconocer la cultura geek como parte de su diversidad cultural. Las redes sociales también han jugado un papel importante al visibilizar a la comunidad y mostrar el talento de los miembros de esta comunidad.

Lo que empezó como el sueño de unos cuantos jóvenes hoy es una realidad que ha transformado la vida cultural de Cartagena. Los eventos de anime y cultura geek no solo ofrecen diversión, sino que promueven valores de inclusión, respeto y creatividad. En cada evento, cientos de jóvenes cartageneros demuestran que sus pasiones pueden convertirse en herramientas de unión y expresión artística.

Pero, más allá del comercio o el entretenimiento, estos eventos tienen un valor simbólico y es que demuestran que la juventud cartagenera es diversa, creativa y capaz de organizar espacios culturales con identidad propia.

Por Pablo Almanza y José Martínez

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